jueves, 16 de julio de 2020

LILIANE CAUMONT: "Su trabajo permanece en innovación constante, caracterizado por el contraste hacia las reglas definidas; dando como resultado, esculturas que buscan proyectar un lado tranquilo, a la vez de estimular las sensaciones por medio de las formas".

"La Belle Helene"; fuente de la imagen: caumont.com

LILIANE CAUMONT: ESCULTORA Y CERAMISTA 

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ara los admiradores de la escultura y la cerámica, es imposible no conocer, ni haber oído, el nombre de Liliane Caumont. Esta artista francesa, con su particular estilo, pretende envolver al espectador con una combinación de su ímpetu personal, lo cual se refleja en una proyección de la materia. 

El empleo de la cerámica se transformó en el lado representativo de la autora, mas no debe considerársele ceramista únicamente, puesto que a pesar de emplearla como una fuente de materia y como medio de expresión —siguiendo los procesos de la técnica artística—, existe un aspecto muy personal que le ha impuesto: la modela como auténticas esculturas. 

El trabajo de Liliane Caumont se mantiene en innovación constante, caracterizándose por su contraste hacia las reglas definidas; dando como resultado, esculturas que buscan proyectar y manifestar un lado tranquilo, a la vez de estimular las sensaciones por medio de las formas. 

Rodeada de polémica, como consecuencia de lo anterior, trata siempre de enfocarse en el aspecto humano, como su propia obra por sí misma lo demuestra. Una combinación de colores, formas y luz, el trabajo de Caumont nos muestra a cada instante unas condiciones apreciables dentro del encanto, mostrando la vida de forma original sin alteración alguna. 

Las conjeturas, en sus obras, están definidas por tres condiciones que definen el sentido y filosofía de su trabajo. Estas radican en: el procedimiento y la trascendencia de la materia, la insistencia por la temática humana, así como la persistencia de implantar un lenguaje artístico sobre la expresión misma. 

Cabe destacar que, Liliane Caumont, no sólo se ha desenvuelto a través de la cerámica —aunque claramente es en este ámbito en donde se ha centrado—, sino que ha trabajado con bronce y madera, siempre procurando conservar un estilo y una técnica en particular. Ante esto, el término que definiría a la artista francesa sería la de “modeladora tierra y caliza”. 

El desafío, siempre presente, de conocer la tierra en su constitución y, al mismo tiempo, de utilizarla como materia, es el eje de su obra. No se trata solamente de dar forma a la misma, sino de consolidarla mediante el uso de la fuerza, pero permitiendo, en todo momento, que cada pieza “hable” por medio de su propia textura, acerca de la naturaleza del material que le ha transformado hacia una vida nueva; independientemente de la filosofía propia de la artista. 

Es importante que cada trabajo conserve una clara diferenciación entre color, textura y volumen. La mutua armonía, entre los tres conceptos, otorgará un sello de identidad. Lo prioritario, ante todo, es que el diseño cumpla con su cometido: el despertar de sensaciones continuas en el espectador. Es posible que, a causa de este complejo conjunto de la técnica, sea por lo que varios de los críticos de arte, hayan catalogado de “original e innovador” el estilo de Liliane Caumont, lo que le ha permitido mantenerlo vigente a través de los años. 

 

“El conocimiento habla
y la sabiduría escucha”
(Jimi Hendrix, 1842-1970).