miércoles, 2 de septiembre de 2020

OSO PARDO: "Debido a la presencia humana, se han visto forzados a trasladarse hacia los terrenos accidentados, en donde el acceso exige una mayor dificultad. Asimismo, la amenaza ha ocasionado que se convirtieran en una especie noctámbula".

Fuente de la imagen: Pixabay.

OSO PARDO: EL GIGANTE DEL BOSQUE 

E

l oso es, sin duda alguna, uno de los principales emblemas del hemisferio norte. Su figura ha sido constante a lo largo de la historia, comenzando por la época de las cavernas, en donde ya protagonizaba los eventos registrados por el hombre primitivo a través de las pinturas rupestres. Asimismo, al surgir el sedentarismo y, con ello, las prácticas religiosas, el oso pasó a convertirse en un ícono totémico, el cual sobrevive hasta nuestros días. 

No menos ajeno lo fue por su valioso aporte para con nuestros antepasados, quienes lograron la supervivencia al emplear su carne como alimento y su piel como abrigo, ante las inclemencias del tiempo. Por desgracia, con el avance de la industria armamentista, el oso se ha convertido en víctima de la caza furtiva, motivada por la satisfacción que supone el tenerle como trofeo. 

Por el contrario, un ejemplo de veneración y respeto hacia esta criatura, lo encontramos en el antiquísimo pueblo ainu de Asia, el cual ve en el oso a un ser digno de admiración. Los historiadores suponen que, la posible explicación a ello, estaría dado por la habilidad del plantígrado de pararse en dos patas, simulando el aspecto humano, trayendo como consecuencia un sentimiento de afinidad de este grupo étnico para con dicha especie. 

Aunque suele darse por sentado que el oso pardo debe su nombre al color de su pelaje, lo cierto es que el mismo puede variar de tonalidad, desde un color negruzco hasta un aspecto amarillento, considerando la combinación de matices grisáceos, marrones y rojizos que armonizan a un individuo en particular. La posición de erguirse utilizando solamente dos patas es empleada cuando requieren visualizar algo oculto en la espesura del bosque, mientras que la curiosa posición de sentarse, semejante a los seres humanos, es habitual al comer frutas y bayas. 

Debido a la intervención de la presencia humana, los osos se han visto forzados a trasladarse hacia zonas más seguras, prefiriendo los terrenos accidentados en donde el acceso exige una mayor dificultad. Asimismo, la amenaza del ser humano ha ocasionado que, con el tiempo, se convirtieran en una especie noctámbula. No obstante, en zonas como Siberia, Manchuria y Alaska, la vida de estos animales es diurna, debido a lo deshabitado de dichos lugares. 

De entre las peculiaridades más sobresalientes, se encuentra de que la mayoría de los osos son diestros, mientras que un porcentaje menor es zurdo. Esta habilidad es importante al momento de conseguir su alimento al trepar los árboles. 

En lo que a las condiciones meteorológicas se refiere, éstas no influyen en las costumbres de los osos. El frío y la niebla son sus mejores aliados a la hora de desplazarse, mientras que la nieve, la lluvia y los vientos les son indiferentes. En cambio, el calor intenso les provoca incomodidad, haciéndoles reducir sus actividades cotidianas. 

Durante la primavera, después de la hibernación, el oso deberá forzosamente recuperar la grasa perdida, debiendo consumir frutas, principalmente, debido a su condición que le impide cazar correctamente. Con el paso de las semanas irá recuperándose. 

 

“El conocimiento habla
y la sabiduría escucha”
(Jimi Hendrix, 1942-1970).