EL MANDYLION: EL PAÑO SAGRADO DE EDESA
B |
ajo el vocablo latino Vera icon (“imagen verdadera”) por un lado, al igual que la designación griega aquiropoeta (“no hecho a mano”) por otro, suele identificarse a aquellas reliquias cristianas, en donde la imagen auténtica de Jesucristo abríase plasmado como fruto de un milagro, de acuerdo con las antiguas narraciones y la tradición misma. Quizá, uno de los relatos más conocidos sea el del “paño de la Verónica”, no obstante, existen otras más poco difundidas en el colectivo popular alrededor del mundo.
Una antigua leyenda cristiana oriental describe cómo en cierta ocasión, el rey Abgaro —quinto monarca del reino de Osroena, cuya capital era la ciudad de Edesa— cayó víctima de una terrible enfermedad, cuya naturaleza continúa siendo, hasta el día de hoy, objeto de debate entre los historiadores.
Abgaro, habiendo escuchado acerca de Jesús de Nazaret, de quien sus allegados informaron sobre su afamada personalidad y de cómo obraba cosas extraordinarias, sanando a los enfermos, expulsando demonios y resucitando a los muertos, sin dudarlo, decidió escribirle una carta para suplicarle fuera a visitarlo y sanarle también de su delicado estado de salud.
De acuerdo con Eusebio, obispo de Cesarea e historiador de la Iglesia alrededor del siglo IV, el propio Jesús habría redactado la respuesta que, posteriormente, el emisario del rey le haría llegar:
“Ve y di a tu amo, quien te envió: ‘Dichoso seas tú que has creído en mí sin haberme visto, porque está escrito que quienes me vean no creerán, y que aquellos que no me vean creerán en mí. En cuanto a lo que has escrito que debería ir a tu encuentro, es preciso que cumpla aquí todo por cuanto fui enviado, entonces subiré de nuevo a mi Padre quien me envió. Cuando haya ascendido enviaré a uno de mis discípulos a sanarte de tus sufrimientos, a través de él la vida será concedida a ti y a los tuyos, y tu ciudad será bendita por siempre y el enemigo jamás prevalecerá sobre ella”.
Se dice, que luego de la Ascensión de Jesús a los cielos, el apóstol Tomás encomendó el cumplimiento de la promesa de su maestro, a Tadeo de Edesa, uno de los tantos discípulos, quien llevó consigo un paño en el que yacía el rostro de Jesús. El pasaje cuenta cómo el rey Abgaro quedó sanado milagrosamente, convirtiéndose a la doctrina de Cristo y siendo recordado como uno de los primeros monarcas cristianos de la Historia.
Como dato interesante, en el año 2009 el Banco Central de Armenia expidió un billete de 100 mil drames, en cuya superficie esta historia es retratada bajo la representación artística de Haroutiun Samuelian. En él, se aprecia al rey Abgaro señalando a un lienzo de la bandera real con la imagen de Jesús; asimismo, es posible distinguir a Tadeo entregando el lienzo al monarca.
El destino de tan legendario paño es incierto. A lo largo de los siglos, las guerras y los saqueos dieron lugar a dudas respecto al auténtico paradero de tan preciada reliquia, llegándose incluso, a afirmar, que se encuentra en posesión del Vaticano. Lo cierto es que el Mandylion, como se le conoce a este trozo de tela, continuará cautivando y despertando la fe y devoción de los creyentes.